Los problemas para Cooke empezaron en 1963, cuando su hijo de
18 meses se ahogó accidentalmente en una piscina tras un pequeño despiste de su
madre, que estaba cuidándolo en aquel momento. El matrimonio ya atravesaba
bastantes problemas y este suceso no hizo sino empeorar la situación, hasta el
punto de que Sam culpó a esta de la muerte de su hijo. A partir de ahí, Cooke
cayó en una profunda depresión y solo la música le daba fuerzas para seguir
adelante.
Su historia acabó el 11 de diciembre de 1964, a los 33 años. Hay muchas versiones al respecto, pero la más extendida cuenta que Sam y una joven de 21 años llamada Elisa Boyer se hospedaron en un motel de Los Ángeles. En un momento dado, dicha joven salió corriendo asustada mientras Cooke la perseguía medio desnudo, por lo que la dueña del motel, según ella en un acto reflejo, le disparó en el pecho, atravesándole el corazón. Contado así, parece un simple accidente, pero hay quien lo pone en duda, ya que por lo visto Bertha cambió varias veces su declaración antes del juicio.
Su historia acabó el 11 de diciembre de 1964, a los 33 años. Hay muchas versiones al respecto, pero la más extendida cuenta que Sam y una joven de 21 años llamada Elisa Boyer se hospedaron en un motel de Los Ángeles. En un momento dado, dicha joven salió corriendo asustada mientras Cooke la perseguía medio desnudo, por lo que la dueña del motel, según ella en un acto reflejo, le disparó en el pecho, atravesándole el corazón. Contado así, parece un simple accidente, pero hay quien lo pone en duda, ya que por lo visto Bertha cambió varias veces su declaración antes del juicio.
Hay más hechos que dan lugar a la especulación, como que el cuerpo de Lisa no fuera examinado para determinar si había habido violación, o que Sam llevara encima unos 5.000 dólares que nunca aparecieron. Además, poco tiempo después, Lisa fue arrestada por prostitución y en 1979 entró en la cárcel por disparar a su amante. Por su parte, el calibre del arma que tenía registrada Bertha no coincidía con el de la pistola que mató a Cooke. Incluso, la cantante Etta James escribió en su autobiografía que cuando vio el rostro de Sam dentro del ataúd, vio el rostro de alguien que había sufrido una paliza. Da que pensar, desde luego.
Dejando a un lado todas estas teorías y rumores, lo que es indudable es que estamos ante uno de los músicos más importantes e influyentes del siglo XX y que, pese a su corta trayectoria, nos ha dejado himnos que perdurarán en la historia, como este que pongo abajo:
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